Me llamo José María Puya, soy dietista-nutricionista y tecnólogo alimentario.
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Si vas a comprar un producto de proteína de suero, es importante estar atento a los ingredientes del etiquetado, especialmente para evitar caer en la conocida técnica del amino spiking.
Esta vieja práctica implica la adición de compuestos nitrogenados económicos, como glicina, creatina, glutamina, alanina, taurina o incluso leche en polvo para inflar artificialmente el porcentaje de proteína bruta indicado en el producto. Lo que realmente ocurre es que se aumenta el contenido de nitrógeno no proteico, lo que resulta en un valor proteico en la etiqueta que no refleja la cantidad real de proteínas.
¿Cómo puede ocurrir esto en el etiquetado europeo? Básicamente se debe a que la legislación vigente (Reglamento 1169/2011) utiliza el método Kjeldahl para calcular el contenido proteico. Este método no es fiable para comprobar adulteraciones, ya que no distingue entre nitrógeno proteico y no proteico, lo que facilita la manipulación de los resultados. Por ejemplo, la creatina, que tiene una densidad de nitrógeno del 32%, podría reflejar, según el estándar legal que asigna un 16% de nitrógeno a la proteína bruta, el doble de su peso en proteína en el etiquetado.
Además, otros aminoácidos de bajo costo como la glicina, alanina o ácido glutámico, se añaden frecuentemente para mejorar la palatabilidad del producto, aportando sabores dulce y umami.
Aunque la técnica del amino spiking es legal, siempre y cuando los ingredientes estén claramente declarados en el etiquetado, sigue siendo una práctica cuestionable desde el punto de vista ético.
Por lo tanto, cuando elijas una proteína de suero de leche, no te olvides verificar que no contenga estos ingredientes adicionales para asegurarte de comprar un producto con un porcentaje de proteínas real.