¿Hay tanta diferencia de calidad entre el Aceite de Oliva Virgen y el Aceite de Oliva Virgen Extra como se piensa?
Para el consumidor español hay algo claro: el aceite de oliva tiene que ser «virgen extra». Además, si lo produce la almazara de mi pueblo, es el mejor aceite de oliva virgen extra del mundo. Ya seas de Olvera, como de Don Benito o del último pueblo de Soria.
Es curioso que en la cultura española, el aceite de oliva virgen extra es tan sumamente intocable, que ya podemos basar nuestra dieta en un constante exceso energético, sedentarismo y bollería industrial, que la tostada de por la mañana y las salchichas se cocinan con VIRGEN EXTRA. Y eso es intocable! Cómo se va a cocinar con otros aceites si tenemos oro líquido. Vaya caca el «virgen» a secas.
A pesar de que un alto porcentaje de consumidores piensa que existen grandes diferencias entre ambos productos, lo cierto es que ambos poseen características muy similares. Los Virgen Extra, a diferencia de los Virgen, salen mejor parados en las catas (sin olvidar la probable subjetividad que podría darse) y menores niveles de acidez, un marcador que nada tiene que ver con el sabor, sino que refleja un menor porcentaje de ácidos grasos libres por aceitunas menos maduras (Virgen Extra: no más de 0’8g oleico/100g; Virgen: no más de 2g oleico/100g). Sin embargo, tanto el Virgen Extra como el Virgen, posee la misma composición nutricional y fitonutricional.
Conclusión: aunque el «extra» indica más calidad, las diferencias no son tan grandes entre ambos, y el gran % de consumidores no serían capaces de valorar bien sus diferencias, incluso cuando son aceites de la misma variedad.
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