Las ortiguillas de mar (Anémona sulcata) a nivel gastronómico poseen un problema de raíz: no entran por los ojos. Algo parecido ocurre con los caracoles. Sin embargo, cualquier persona que haya probado las ortiguillas de mar, ya sea en revueltos, cocidas o fritas, de sobra reconocerá que son un auténtico manjar. Sabor a mar, puro y duro.
Suelen servirse de forma típica en la costa gaditana o malagueña, sobre todo en épocas de verano cuando se piden en los restaurantes surtidos de pescado frito. Aunque su precio es bastante elevado y su pinta, a primera vista, no entra por los ojos, es uno de los platos más típicos de Cádiz. De hecho, en épocas de hambre, las ortiguillas fueron un alimento bastante frecuente en las costas. Su pesca se produce desde marzo hasta diciembre.
A pesar de la creencia –incluso en la misma población gaditana– de que las ortiguillas son algas (alimento de origen vegetal), lo cierto es que nada más lejos de la realidad: las ortiguillas son animales, específicamente «anémonas«.
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